de una hija manor a su hija menor...


A mi hija menor:

El hijo menor nace con capa y espada, siempre listo para amoldarse a esa estructura de tres que vino a desestructurar.
Desde la panza sabe que será observado, examinado y molestado por aquellos a quienes vino a destronar de la exclusividad de mamá y papá.
En ellos encuentra cómplices, aliados, quienes lo harán reir y otras tantas veces llorar.
El hijo menor hereda, todo hereda. Cuna, sillita, chiches, ropa (hasta las medias y las bombachas), hereda la paciencia que queda también.
El hijo menor llega para romper los esquemas y tiempos estipulados. Prueba alimentos antes que sus hermanos, se salta los cuidados excesivos. Al hijo menor no se le lava las manos tantas veces y conoce rapidamente el suelo sin mantitas. Se hace de abajo, como quien dice.
El hijo menor no conoce las siestas en silencio ni los paseos a solas.
Mamá y papá no corren a atenderlo ante el primer llanto, pasa mucho más tiempo en la cuna y no se lo lleva corriendo a la guardia por cualquier cosa.
El hijo menor desestructura, desordena, pero también afianza y revaloriza.
Qué hermoso quilombo es mi vida con mi hija mayor y mi hija menor!
#maternidadreal

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